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“Ya nada es lo que era antes”: Vendedores de diarios y revistas explican como los afectó la Pandemia

Por Sofía Bongiovanni

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los trabajadores de los kioscos de diarios y revistas de Belgrano hablaron sobre la realidad que enfrentan sus puestos. En 30 cuadras del centro comercial de este barrio porteño, la mitad de los puestos cerraron. Los más afectados fueron los vendedores mayores de 60 años. En general dueños de los puestos que quedaron abiertos tuvieron que reinventarse y adaptarse a la demanda añadiendo nuevos productos. Actualmente, lo que más se vende son juguetes, objetos de colección, libros y revistas para colorear.

Desde el punto de vista de Luis (64), dueño de un puesto en la esquina de Cabildo y Echeverría, el futuro de las paradas de diarios y revistas se encuentra en una situación crítica. “Hoy por hoy el kiosco se está convirtiendo en las nuevas jugueterías, la parte mínima son los diarios y revistas” afirmó. El vendedor contó que luego de haber tenido que cerrar durante dos meses en 2020, al volver se vio obligado a cambiar el foco de su negocio. Dijo “el día de hoy no vendo ni diarios ni revistas”.

Según los testimonios de varios de los vendedores, durante la cuarentena las personas se cansaron de estar encerradas todo el día navegando en internet, por lo tanto iban a los puestos en busca de actividades prácticas, para adultos y niños, es decir: revistas para colorear, recetarios para chicos, autodefinidos, álbumes de figuritas y revistas de manualidades. Esto le permitió a los kiosqueros y a las distribuidoras aprovechar la repentina necesidad del mercado, y tomarla como oportunidad para no tener que cerrar sus negocios.


 

Imagen del puesto de Luis que refleja el cambio del público al que apunta su negocio.

Rosa (44), empelada de un puesto en Cabildo al 2000, explicó que las distribuidoras son los proveedores principales de este tipo de kioscos, y que mandan diarios y revistas solamente si los vendedores lo piden. En su lugar, comenzaron a enviarles juguetes.

Además de los juguetes que les envían, en algunos puestos se siguen vendiendo diarios y revistas. Otros, decidieron darle un giro de tuerca a sus negocios, invirtiendo ellos mismos en juguetes. Así es cómo algunos de los puestos actualmente venden solo juguetes. Transformaron sus kioscos, en paradas de figuras de acción, Legos, cartas coleccionables, libros de comics, fidgets, peluches, y posters. No solo apuntando al mercado infantil, como pretendían las distribuidoras, sino, atrayendo a coleccionistas pertenecientes a todos los grupos etarios.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Kiosco de la esquina de Cabildo y Monroe: Anthony, 24, (dueño).


 

Para salir adelante algunos tuvieron que asociarse con empresas. Además de vender diarios y revistas, actualmente, venden productos de marcas determinadas. Un ejemplo de esto es el puesto de Iván (58) cuyo puesto en Cabildo 1660, vende aromatizantes Saphirus para equiparar lo que pierde por falta de ventas.
 

Otros invirtieron y agregaron productos escolares: lápices, marcadores, escarapelas, colgantes para las mochilas, revistas Genios. Este es el caso de Silvia (50) que antes solía vender solo revistas. Comentó que además de los productos mencionados anteriormente, los clientes suelen comprar las colecciones de Clarín y La Nación. Explicó: “ahora se venden por separado los diarios y las colecciones; podés comprar los objetos coleccionables que ofrecen Clarín o Nación, sin la necesidad de comprar el diario. Esto me beneficia porque hay gente que compra ambas cosas y las paga por separado”.

Varios de los vendedores afirmaron vender más revistas que diarios. Sin embargo, las revistas que más se venden en este momento, no son las mismas que hace tres años atrás. No hay mucha venta de revistas de chimentos, ya que, según los kiosqueros, al salir semanal o mensualmente, la información no está lo suficientemente actualizada. Las más vendidas son las revistas infantiles. Sebastián (22), empleado del puesto de Cabildo 2200 comentó que de estas se vende “una cada uno o dos días, o varias en un mismo día. Las otras revistas vendemos una por semana aproximadamente”. Dentro del grupo de las más vendidas se encuentran las revistas para colorear, los libros didácticos y las revistas de historia de National Geographic.

Maximiliano (45), tiene un puesto en Cabildo e Iberá y su oficio es ser librero. Llenó su antiguo kiosco de diarios y revistas con libros de todo tipo, nuevos y usados. Explica que últimamente la gente, en tiempo de crisis está en búsqueda de respuestas y de paz, y cree que con la venta de libros puede saciar un parte esa necesidad. “Acá el que quiere, puede”.


 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Maximiliano acomodando libros en su puesto.

Si bien hubo diferencias entre los testimonios de los vendedores, ya que cada uno tuvo una experiencia distinta, podemos decir que los kiosqueros coincidieron en varios puntos. Unánimemente declararon que la reactivación de sus ventas comenzó a darse entre marzo y junio del 2021, es decir, más de un año después de la primera cuarentena obligatoria. Además, la mayoría afirmaron que antes de que comenzara la pandemia vendían un 70% más que lo que venden ahora. Pero, son conscientes que la baja en las ventas se viene dando progresivamente desde hace aproximadamente cinco años. También estaban de acuerdo en que el diario más vendido en sus kioscos era y sigue siendo Clarín.
 

La mayoría tenía las mismas teorías sobre las razones de la baja en las ventas. Ninguno le echó la culpa por completo a la pandemia, explicaron que hubo muchos otros factores que influyeron. Mientras algunos le adjudicaron el problema a la falta de credibilidad de los medios de comunicación actuales, varios, difirieron planteando otras dos posibles razones que podrían ser el verdadero origen de la pérdida de clientes. La primera sería la falta de poder adquisitivo de los argentinos. “Cada vez hay menos personas que puedan darse el gusto de comprar productos que no sean de primera necesidad” enunció Marco (49) dueño de un puesto de Cabildo al 2400. La segunda, sería el crecimiento de la comunicación digital, y de los diarios y revistas online. Los últimos no suelen ser gratuitos, pero aun así, los lectores prefieren pagar una suscripción y acceder a noticias en todo momento y lugar.

Los vendedores mayores de 60 años tuvieron una experiencia notablemente distinta a los otros durante la pandemia. A pesar de que el derecho a la información pública les permitía abrir sus negocios, los puestos cuyos dueños eran considerados grupo de riesgo, tuvieron que mantenerse cerrados durante más tiempo que el resto. Esto resultó en una gran pérdida de clientes durante varios meses. Cuando pudieron reincorporarse a sus tareas habituales, ya nada era lo mismo, porque muy poca gente circulaba por las calles, por lo tanto, era difícil la estabilidad. Al volver, la mayoría comenzó vendiendo barbijos para atraer al público, pero la recuperación completa fue imposible. Todos los entrevistados de este grupo afirmaron que el 2020 fue el año más difícil.
 

Es imposible negar que la pandemia haya afectado a todo el rubro, sin embargo, los kiosqueros menores de 60 pudieron sacar mayor provecho de la situación. Sebastián (42) quien tiene un puesto en Cabildo y Congreso, explicó: “Vendíamos más porque, por ahí, el de la otra cuadra era mayor de 60, entonces cerraba el puesto, y los clientes de allá venían para acá”. Los de este grupo coinciden en que el 2021 fue peor que el 2020. Argumentaron diciendo que durante la cuarentena se vendía mucho más que lo que venden ahora, porque la gente tenía tiempo libre y más plata.

Los horarios de trabajo de ambos grupos cambiaron, la mayoría redujeron su horario, ahora abren más tarde y cierran más temprano que antes de la pandemia. Otros, trabajan horas extra con la esperanza de vender más si mantienen sus puestos abiertos en los horarios en los que los demás cierran.


 

A pesar de haber sentido que la pandemia afectó negativamente sus negocios y sus vidas. Todos los vendedores hicieron hincapié en lo agradecidos que estaban de haber podido abrir sus negocios durante mucho más tiempo que otros rubros de la zona. Están orgullosos de haber podido acercarle la información o el ocio a la gente durante tiempos difíciles.

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